Oda marítima de Álvaro de Campos S OLO, EN EL MUELLE desierto, en esta mañana de verano, miro hacia la entrada del puerto, miro hacia lo Indefinido, miro y me alegra ver, negro y claro, pequeño, un paquebote entrando. Viene lejos, nítido, clásico a su manera. Distante, en el aire lo sigue la vana orla de su humo. Viene entrando y la mañana entra con él y en el río, aquí, allá, despierta la vida marítima, se izan velas, avanzan remolcadores, surgen barcos pequeños detrás de las naves que están en el puerto. Hay una tenue brisa. Y mi alma se une con lo que apenas distingo, con el paquebote que entra, porque él está con la distancia, con la mañana, con el sentido marítimo de esta hora, con la dolorosa dulzura que me sube como náusea, como un principio de furia en el espíritu. Miro a lo lejos el paquebote, independiente del alma, y dentro de mí un volante comienza a girar, lentamente. Los paquebotes que entran de mañana en el puerto traen ant...