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Mostrando entradas de febrero, 2019

Pelando la pava

Oda al mar Fernando Pessoa (II)

Oda marítima de Álvaro de Campos S OLO, EN EL MUELLE  desierto, en esta mañana de verano, miro hacia la entrada del puerto, miro hacia lo Indefinido, miro y me alegra ver, negro y claro, pequeño, un paquebote entrando. Viene lejos, nítido, clásico a su manera. Distante, en el aire lo sigue la vana orla de su humo. Viene entrando y la mañana entra con él y en el río, aquí, allá, despierta la vida marítima, se izan velas, avanzan remolcadores, surgen barcos pequeños detrás de las naves que están en el puerto. Hay una tenue brisa. Y mi alma se une con lo que apenas distingo, con el paquebote que entra, porque él está con la distancia, con la mañana, con el sentido marítimo de esta hora, con la dolorosa dulzura que me sube como náusea, como un principio de furia en el espíritu. Miro a lo lejos el paquebote, independiente del alma, y dentro de mí un volante comienza a girar, lentamente. Los paquebotes que entran de mañana en el puerto traen ante mi

Fernando Pessoa en el vuelo de la lechuza

https://elvuelodelalechuza.com/2017/11/11/la-cotidiana-intimidad-de-pessoa/ Gran vuelo...de los mejores... He intentado escribir muchas veces sobre Pessoa, pero hay algo que me produce un gran respeto y reparo y es, su obra, nadie ha escrito más de Pessoa que el propio Pessoa y en su profundísima tarea por encontrarse, hallo algo que nadie es capaz de transmitirme como él: la orfandad del ser humano, esa que adquieres nada más nacer, no hay misticismo, ni locura, es la dura realidad del que nace amando más, de lo que puede esperar.

VIVA ESPAÑA Y OLÉ

Con hemicraneal vale..

Deja que la lluvia acaricie tus párpados y que la humedad se clave en tu sien Deja que esta noche tus pies anden descalzos, no los pares si empiezan a correr Deja que el deseo por una vez se cumpla deja que el silencio te susurre otra vez deja que tu ausencia, en una depresión se hunda,  deja que el niño que llevas dentro vuelva a nacer. Deja que la gente pase a ambos lados sin tocarte,  y que el neón de la noche se clave en tu piel. Deja que la duda que hay en tu mente no pregunte y que no se clave que ni siquiera hable  y que se muera solo por esta vez. Deja que los coches te salpiquen cuando pasen que mojen tu risa, con su puta prisa antes de morder Esa manzana envenenada por un jodido martes que se pregunten que haces en la calle, que no se den cuenta de ese detalle. Que esto es un paseo como los de antes, el que nadie se busca, nadie quiere encontrarse, que todo se vuelca en un vaso vacío que no hay más nostalgia que la de perderse. Si duele un recuerdo,